Con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua (22 de marzo), la Revuelta de la España vaciada se unió a la convocatoria hecha por parte de la asociación AMARME (Alianza Mar Menor). Este movimiento ciudadano, uno más de los muchos que defienden el Mar Menor, ha vuelto a lanzar a nivel nacional su llamamiento, el cual está siendo seguido por más de un centenar de asociaciones y plataformas y 32 cadenas humanas, todas defensoras del medioambiente y de la protección de la naturaleza, y de la vida rural. En muchos pueblos y ciudades, también de los territorios despoblados, se celebraron concentraciones para exigir la mejora de las políticas que defiendan el agua como bien común y necesario para la vida.

Las personas defensoras de la Naturaleza, nos unimos en un abrazo simbólico y real hacia nuestra Madre Tierra, reconociendo su valor inestimable y la necesidad urgente de protegerla. Este manifiesto es un llamamiento a la acción, a la reflexión y a la unidad en torno a las siguientes reivindicaciones:

  1. No podemos permitir que el urbanismo descontrolado continúe robándonos nuestros entornos naturales. Es esencial planificar de manera responsable y sostenible, preservando los espacios verdes y la biodiversidad. Exigimos acciones concretas para combatir el cambio climático, priorizando a las comunidades más vulnerables que sufren sus efectos. Necesitamos más árboles y menos cemento. También hay que impulsar y facilitar medios de transporte sostenibles, públicos y no contaminantes.
  2. Amparemos un modelo de desarrollo sostenible que garantice el bienestar de la infancia y la juventud. Tenemos que promover prácticas que reduzcan el consumo excesivo, fomentando la economía circular, de cercanía, el uso responsable de los recursos, la reutilización, el reciclado de materiales y la artesanía. Por eso creemos que hay que educar a las nuevas generaciones creando una conciencia ecológica y un sentido de responsabilidad hacia la Tierra.
  3. Descartemos a la agricultura y ganadería intensiva que empobrece y contamina nuestros suelos, agua y acuíferos. Apoyemos prácticas sostenibles que respeten la tierra, tengan en cuenta los recursos hídricos disponibles y promuevan la biodiversidad. Por ejemplo: la agroecología, los bosques comestibles, los huertos urbanos y cercanos, la agricultura regenerativa y de secano. Defendemos el bienestar animal, por ello creemos que hay que promover la ganadería extensiva, el pastoreo, las granjas familiares, la trashumancia… Queremos una ganadería que no recurra a químicos ni hormonas en el tratamiento de los animales, que se preocupe por el nivel de emisiones y racionalice el uso de los recursos naturales.
  1. Exigimos un cese inmediato del extractivismo y las actividades industriales que envenenan nuestro aire, suelos y agua. Queremos desterrar las minas a cielo abierto, las fábricas que polucionan el medio ambiente. La salud de nuestras comunidades y el bienestar de nuestro entorno no deben ser sacrificados en nombre del progreso. Por eso también nos oponemos a la instalación de plantas de biogás que amenazan nuestro ámbito y vida cotidiana. Queremos energías renovables, pero no así, existen alternativas sostenibles. Hay que apoyar y crear comunidades energéticas. Consideramos que la Tierra es un ser vivo que merece respeto y cuidado. Nos debemos comprometer a vivir en armonía con ella, proteger y restaurar los hábitats naturales: océanos, bosques, mares, ríos, selvas, lagos, estepas, fuentes y manantiales, praderas y montañas, humedales y marismas. Defendamos a las especies en peligro de extinción y fomentemos la conservación de la biodiversidad. Igualmente, reconocemos que la Tierra tiene derechos inherentes. Abogamos por el reconocimiento legal de estos derechos, que protejan los ecosistemas y a las comunidades que dependen de ellos. La justicia social y ambiental deben ir de la mano. Hacemos una llamada de atención para no silenciar y resistirnos ante las atroces guerras que también conllevan ecocidios. La protección de nuestro planeta y sus habitantes es una responsabilidad compartida y debemos actuar con urgencia. Un abrazo a la Madre Tierra comienza con el amor y el respeto en nuestras propias vidas. Fomentemos la paz a través de una cultura de cuidado y atención, donde cada acción cuenta y cada pequeño gesto suma. Reclamamos la unidad entre individuos, comunidades, organizaciones y gobiernos para trabajar juntos en la protección de nuestro planeta. Solo a través de la colaboración podremos lograr un cambio significativo.

Hoy aquí, y en otros muchos lugares, alcemos nuestras voces y unamos nuestras manos. Es hora de actuar … Abracemos a la Madre Tierra… Defendamos la Naturaleza porque en ello nos va la vida.

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Abrazo Cardenete 2025

 

 

 

 

 

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