Somos el mañana de los pueblos

La Revuelta de la España Vaciada sigue viva y demandando un futuro digno para el medio rural español. Tras la gran manifestación del 31 de marzo de 2019, todos los años conmemoramos esa fecha para demostrar que la sociedad civil sigue luchando por su futuro y que el corazón de la España Vaciada sigue latiendo en el pecho de sus gentes. Tras los actos del “Yo paro por mi pueblo” de 2019, 2020 y 2021, y el repique de campanas en la puerta del Congreso de los Diputados en 2021, este año la juventud de la España Vaciada ha cogido el testigo de la reivindicación bajo el lema “Somos el Mañana de los pueblos”.

Los jóvenes de la España Vaciada nos vemos obligados a marcharnos. A dejar nuestra tierra ante la falta de ofertas formativas, profesionales y vitales. La juventud no es una entidad abstracta, sin sustancia. Somos personas con historias concretas, historias de emigración, de resignación por abandonar el lugar en el que se nace, y de esperanza por poder volver y quedarse. El actual modelo de desarrollo implantado por el Estado nos echa de nuestros pueblos, nos aleja de nuestra gente y nos separa de nuestra tierra. No nos dejan más opción que emigrar, formar un proyecto de vida lejos de donde nos criamos nosotros y nuestros padres.

No queremos a los que nos dan alas, para dejarnos sin raíces. Nuestra tierra, los paisajes y las gentes de nuestros pueblos son quienes han conformado nuestra identidad. Quienes somos se lo debemos a donde crecimos. Tenemos una deuda con nuestro territorio. No es justo que tengamos que marchar forzosamente para hacer florecer la economía y sociedad de otras regiones, ya de por sí más prósperas. Queremos ser el futuro del medio rural español. Creemos que se puede y se debe frenar y revertir la despoblación.

Queremos que esa escena de una plaza del pueblo llena de vida en verano no se agote cuando llega septiembre y marchamos en éxodo a las ciudades con futuro. Estamos aquí para exigir que desde las administraciones públicas se pongan en marcha mecanismos y políticas que nos permitan poder elegir dónde vivir. No pedimos ser más que nadie, solamente que se nos garanticen las mismas oportunidades y servicios que a los habitantes de las grandes ciudades; que podamos formarnos cerca de nuestra casa; que si nos ponemos enfermos un martes, no tengamos que esperar al jueves porque es cuando viene el médico; que tengamos acceso a internet de calidad para estudiar, trabajar y divertirnos; que podamos desplazarnos por infraestructuras dignas y del siglo XXI, por las que circulen transportes públicos y sostenibles que nos lleven de vuelta a casa.

Por estos motivos nos concentramos y exigimos a las instituciones que trabajen por un modelo de país que no expulse a nadie de un territorio, que permita elegir dónde tener un proyecto de vida, garantizando unos servicios públicos de calidad y una conectividad que acerque a los territorios al mundo del siglo XXI.
Estamos en esta puerta del Instituto de la Juventud precisamente para pedir que las instituciones del Estado se impliquen con la juventud rural. Demandamos un plan de retorno rural, con políticas activas de empleo, vivienda, comunicaciones y ocio, que ayuden a incentivar a esos jóvenes que viven en una ciudad y que querrían vivir en el mundo rural. Y también pedimos un plan para que no se vayan los que ya están, un plan que fije población en el territorio y que retenga el talento que está destinado a generar desarrollo repartido por todo el territorio.
Por todo ello, hacemos hoy un llamamiento público a la implicación de todos los actores sociales ante este problema. Algunos de nuestros pueblos están languideciendo y en unos años será demasiado tarde. Tenemos el derecho a vivir en nuestra tierra, en un mundo rural vivo. Ante todo, queremos visibilizar que nosotros, la juventud de la España Vaciada, SOMOS EL MAÑANA DE LOS PUEBLOS.